Reflexiones



REFLEXIONES EN TWITTER: DE TODO UN POCO




























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Lo peor de todo no es hacer algo, aunque este algo esté equivocado, sino sentarse a ver la pasa la vida. Busca tus sueños y, si los encuentras, vívelos
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No es más inteligente quien conoce más cosas, sino quien sabe aprender de sus errores.
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Trabaja, persevera y esfuerzate; que nunca te quede la duda de si hiciste todo lo necesario.
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LA REFORMA DE LA ASIGNATURA “EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA”. UN TRIUNFO DE LA LIBERTAD, A MEDIAS




Los actuales gobernantes han decidido prescindir de una asignatura polémica, Educación para la Ciudadanía, poniendo así fin a la contestación que surgió en la sociedad y que llevó al partido del actual gobierno a abanderarla.

La matería llegó como un trágala del gobierno y no hubo ningun intento de consenso con la oposición mayoritaria. Desde el principio se entendió como un adoctrinamiento en los valores propugnados por el partido gobernante (que, desde luego, no eran los del conjunto de la sociedad española) en un intento de uniformar la forma de pensar y de orientarla hacía una especie de pensamiento único en el que la frontera entre lo correcto o lo incorrecto estaba marcada por los ideólogos de la izquierda. La contestación fue rápida y unos 53.000 objetores de conciencia surgieron a la espera de que el Supremo decidiera. La decisión del alto tribunal, obligando a todos a cursar la materia, reprimió la contestación en las familias por el hándicap que podía suponer un suspenso de cara a la nota de selectividad y nos aprestamos a soportar estoicamente sus contenidos; eso sí, con las espaldas en alto a la espera de los comentarios de nuestros hijos cuando la cursaban (que llegaron). En la actualidad, según fuentes de "El Mundo" hay aún ochocientos irreductibles que mantienen la objeción de conciencia, algunos de los cuales han recurrido al Tribunal Constitucional para que no sea tenida en cuenta en los expedientes académicos (no es cierto lo que dicen los sectores proasignatura de que apenas tuvo contestación: la amenaza de la inspección al suspenso hizo de la resignación virtud cuando no había otra posibilidad -y como padre lo digo-).

El caso es que en la sociedad española hay muchas formas de pensar. La educación en valores corresponde a los padres y no a los profesores (el profesorado no es un cuerpo angelical que esté por encima del bien y el mal, sino que participa de los defectos y virtudes de esta sociedad). Con bastante frecuencia escucho: “Madre mía, ¿en manos de quien han caído mis hijos? y esos comentarios son normales porque, con la fuerte polarización que existe en lo ideológico y en las formas de entender la vida, a mí, en particular, no me gustaría que alguien contrario a mis ideas enseñara a mis hijos una educación en valores porque no serían los míos.

Por otra parte, no es cierto lo que dicen algunos de que los valores que se intentan defender sean los de la democracia. La democracia hay muchas formas de entenderla y el que no se lo crea que lea por ejemplo el libro de Educación para la Ciudadanía de la editorial Akal y verá lo que es una educación perversa exaltando un tipo de sexualidad y ridiculizando otra, o poniendo como los malos del cuento a la Iglesia, al Partido Popular o a los periodistas independientes (tampoco es cierto que el libro de la Editorial Akal sea un ensayo; tal vez tenga un ensayo que se titule así, pero el libro que yo tuve en mis manos era un libro de texto para la compra). En realidad, sus promotores entendieron que la sociedad española era tan manejable que con su habilidad podía manipular las conciencias del los alumnos.

Ciertamente, los jóvenes necesitan educarse en valores: valores como el respeto hacia los demás (incluso para lo que no piensan como tú), la cortesía y la existencia de normas, la igualdad de todas las personas ante la ley, el respeto a la Justicia, el valor de la vida humana y su trascendencia desde el momento de ser concebida, la importancia de la nobleza de alma, el trabajo bien hecho, el esfuerzo y la honradez para alcanzar los objetivos que en la vida se planteen, la existencia del bien y del mal según valores cristianos; pero todo eso no lo enseña la asignatura, no; todo eso no hay mejor lugar para aprenderlo que la familia de cada uno o, en su caso, nosotros como profesores, con nuestro ejemplo en el día a día. Alguien me dirá..."los padres no son capaces de eso" y la respuesta es clara: ¿y tú crees que el profesorado sí?, y mucho menos con libros que tratan cuatro obviedades de las que todos estamos lo suficientemente informados. Cuando todo se queda ahí porque muchas veces en el aula se va más allá y se busca el adoctrinamiento y esta era la puerta abierta para la cuestión ( y lo hemos sufrido en persona cuando en mi centro se actuó así y tuvimos que estar todo el curso explicando a mi hijo que lo que decía el profesor era mentira, que contestara en clase y que no se diera por vencido).

El hecho de que media España esté en contra (el cambio se incluía en el programa de partido vencedor en las elecciones), de que surgiera sin consenso alguno en temas tán delicados y de que la gente amoral de algunas cadenas de televisión defienda a capa y espada su mantenimiento nos dice que suprimirla de todo hubiera sido el mejor camino, porque la Constitución ya se enseña en otras materias. Debemos de reivindicar el derecho, porque nuestra libertad está en juego, de que cada hijo reciba una educación en valores acorde con el pensamiento y los ideales de su familia. Resistencia activa frente a cualquier totalitarismo, incluidos los totalitarismos de izquierda.

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No te desanimes si el resultado ha sido adverso, mira donde te has equivocado, rectifica y aprende de tus errores.
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Por España ha pasado una plaga: carcoma de la mentira, la ruina, la ineptitud y la confrontación. Es la hora de la regeneración, del rearme moral y del sentido común; es el momento de valores como el trabajo y el esfuerzo, la iniciativa personal y el fin de la cultura de la subvención. Nuestro país tiene la palabra y espero que no se equivoque de nuevo. Nos va el futuro de nuestros hijos en ello.
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"Pedía clemencia en nombre de Alá y no la tuvo. Quien usa la violencia puede acabar barrido por ella. Pero...¿y las víctimas cuando se convierten en verdugos?:¡es la masa¡ ¿Y... quién la alienta? ¿No es esto un crimen de guerra?¿Dónde esta el tribunal penal internacional de La Haya? Cambio de roles, siempre es lo mismo; no hay ideas, nos dejamos arrastrar por nuestros intereses, previamente cubiertos de oropel. Sólo queda decir.. ¡ Vae victis ¡ y que siga la historia del animal más evolucionado del planeta."
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Lo único malo de la vida es el paso del tiempo y la muerte; todo lo demás es fascinante y perdonable.
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"Los talibanes de la economía y sus esbirros; esos que han dejado Sherwood convertido en un erial, como si hubiera sido pataleado por el caballo de Atila, se manifiestan contra aquellos que quieren volver a ver crecer la hierba...Asombroso."

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No soy colega del "dolce farniente", de la mezquindad, de la mediocridad, de la impostura, de la manipulación, del que se cree lleno de derechos y vacio de obligaciones.
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Soy colega de la duda, de la rectitud, del esfuerzo, de la obra bien hecha, de la exigencia, del que pasa dejando buena huella.
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A la escuela pública se la están "cargando" los que dicen defenderla
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"Cuando oigáis a alguien decir, con aspavientos, que defiende la escuela pública, desconfiad: su interés es sectario y espurio. A la escuela pública se la defiende en silencio, con hechos y no con palabras"


CRISIS? WHAT CRISIS?
UN CIBERESCÉPTICO MÁS (I).
UN CIBERESCÉPTICO MÁS (II)
A VUELTAS CON LO MISMO (YA CANSA)
MI EXTRAORDINARIA DE NAVIDAD.
SOBRE EL PAPEL DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN.
A PROPÓSITO DE LOS INDICADORES.
LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS
ROMPIENDO UNA LANZA A FAVOR DEL PROFESOR.
LA LETRA CON SANGRE ENTRA (próximamente)
¿QUO VADIS, MENASALBAS? (próximamente)

CRISIS? WHAT CRISIS?

LA CRISIS ECONOMICA VISTA POR UN LEGO TOTAL
España tiene una base industrial poco sólida e hizo de los servicios y del turismo la base de su desarrollo económico. España carece de industria química, farmacéutica, robótica,  informática, tecnológica, maquinaria pesada o automovilística que exportar al mercado internacional. El calzado, la agricultura de exportación aprovechando la bondad del clima mediterráneo, el textil o la madera eran recurrentes en el panorama industrial español Recientemente un nuevo sector se incorporó al desarrollo, el sector de la construcción, en un intento de que éste fomentase el consumo interno y actuase de punta de lanza de la industria subsidiaria y esa fue la base del milagro económico español. (“Mientras España corre, Italia camina” le oí decir al futbolista Fabio Cannavaro hace unos años ya)
El gobierno de Aznar puso en marcha una ley del suelo que pretendía aumentar en el mercado la oferta de suelo urbanizable y agilizar los procedimientos de licencia y permisos.  Además se redujo del 15 al 10 % el coeficiente de cesión de suelo a los Ayuntamientos. Al mismo tiempo, el Euribor (o dinero que se prestan los bancos) se reducía y permitía a particulares, promotores y empresas disponer de un dinero barato para traficar.
Esos factores fomentaron el sector de la construcción. La oferta crecía; la demanda, también, y se producía un efecto de bola de nieve que parecía no tener fin. Los bancos prestaban dinero a los promotores con la única garantía del suelo comprado y con el dinero que iban consiguiendo de los compradores hacían frente a los plazos. Los particulares, nacionales o europeos ahorradores, compraban pisos no para vivir sino para tener una inversión en el futuro y adquirir una vivienda se convirtió en el negocio de moda; la economía española iba viento en popa y el paro disminuía sin cesar.
Ya en el año 2004 se comenzó a hablar de burbuja inmobiliaria por aquellos detractores de José María Aznar (El País)  y fue utilizado por los candidatos socialistas para criticar el modelo de crecimiento económico del gobierno del Partido Popular y hacer mella en su campaña electoral.
En esto llegaron las elecciones de 2004  (aquellos sucesos de Atocha, cuya autoría intelectual el juez dijo desconocer y cuyo objetivo era acabar con el gobierno de José María Aznar) y  ascendió al trono el talante de Zapatero. Redujo a cenizas todas las leyes aprobadas en el gobierno anterior  y puso en marcha otras que pretendían construir un nuevo modelo de estado laico y radical. Sin embargo, la economía no la tocó y  siguió bajando el paro y alardeó de conseguir el pleno empleo, jactándose ante los organismos internaciones de que estábamos en el buen camino, llegando a decir, en un símil desafortunado, que ya competíamos en la champions league de la economía mundial: que habíamos adelantado a Italia y que pronto haríamos lo mismo con Francia, sin el  menor rubor.
La construcción seguía creciendo, los tipos de interés estaban bajo mínimos, el techo parecía no tener límite e incluso se trajeron nuestro país dos millones de trabajadores extranjeros para disponer de mano de obra para la construcción y convertirles en futuros compradores de viviendas. La banca, animada por la situación y sin que el Gobierno introdujera ni un solo mecanismo regulador, comenzó a prestar a esos “ninjas” que también España tenía: trabajadores extranjeros y españoles con el único bien de la vivienda recién adquirida (si ésta valía veinte, les prestaban treinta con la seguridad de que aunque perdieran su vivienda,  podrían sacar los bancos de ella lo entregado porque los pisos seguirían subiendo sin límite).
Y así era; las viviendas siguieron encareciéndose a un ritmo galopante durante el primer gobierno de  Zapatero pero el mercado daba síntomas de colapso. Se habían construido más viviendas de las necesarias y los precios las hacían inasequibles para el trabajador corriente. Ya en el año 2006 había indicios de que la situación iba a estallar. Recuerdo como, cuando me compré mi piso en Málaga, mi cuñado, hábil empresario, me aconsejó no hacerlo.
Llegaron las elecciones del año 2008 y eso fue lo que le dijo Pizarro a Solbes en el debate económico pero los españolitos, en el país de Jauja, no le creyeron porque eran las elecciones y el  pletórico partido en el gobierno seguía apostando por el pleno empleo ¡Por el pleno empleo¡ Todo iba en marcha. Los españoles seguíamos comprando viviendas a precios cada vez más caros y el Estado ingresaba más y más: una fuente fabulosa de ingresos para gastar  y gastar de manera absurda e inconsecuente en lo que se llamó la política social, dentro y de fuera del País, con la complicidad de los sindicatos, principales beneficiarios de la actuación del Gobierno.
Pero la situación no daba para más. El stock de viviendas no paraba de aumentar: un millón dijeron que se llegaron a acumular. Era grande el plantel de beneficiarios: el Estado con el IVA y la posterior carga impositiva sobre la segunda vivienda; también la banca y los empresarios de la construcción e industrias subsidiarias, que se enriquecían sin parar, dando lugar a una nueva clase de nuevos ricos. Gente poco formada y hábil en el regate en corto pero con pocas luces para entender negocios más complejos y de más proyección y transcendencia. La sensación de éxito era tal entre los empresarios y autónomos que cualquier parecía poder sacar dinero de debajo de las piedras.

A la crisis “ninja” española se sumó su homóloga de los Estados Unidos y una y otra arrastraron a la frágil y  fantasmal economía española, no a la alemana o a la francesa, que solo sintieron ligeras cosquillas. El dinero se había concentrado en la banca estadounidense  y  la crisis financiera americana disminuyó la circulación de capital a nivel internacional. Muchos bancos europeos tenían activos tóxicos de la banca americana y el interbancario, el Euribor, comenzó a aumentar por la desconfianza entre los bancos de los países europeos.
 Con la subida del Euribor, aumentaron los tipos de interés. Los precios de la vivienda estaban  en la estratosfera, muy por encima de su valor real, y la banca, sin dinero, comenzó a dejar de prestar, mientras inversores y ahorradores dejaban de comprar. El stock de viviendas acumuladas pilló desprevenidos a los bancos ya que muchos empresarios tenían créditos con la única garantía del terreno o del edificio que iban construyendo y pagaban según vendían. Los bancos, ante las suspensiones de pagos y las quiebras de las constructoras, se hacían cargo de los terrenos o bloques a medio construir y se quedaban sin liquidez. Las empresas de la construcción cerraron (sus propietarios pusieron a buen recaudo su dinero porque no sé por qué razón el Estado permite que la empresa sea diferente del capital particular de su propietario) y dejaron de pagar a las pequeñas empresas que trabajaban para ellos, que  ante la asfixia financiera también tuvieron que cerrar (chapistas, soladores, ferrallistas, yesistas, fabricantes de ladrillo, empresas de pintura, electrodomésticos, carpintería, fontanería, etc.).

El despido de trabajadores se hizo permanente en el sector de la construcción. En paro, dejaron de pagar sus préstamos hipotecarios y el banco tuvo que hacerse cargo de las viviendas con lo que aumentó el stock en sus manos y disminuyo el dinero para prestar. La banca ya no podía financiar a los empresarios en sus negocios ni  hacer frente a sus deudas y  parecía que iban a quebrar.
El Estado siguió sin querer ver la situación, se negaba a acometer reformas y, lo que es peor, seguía gastando y gastando sin tino; una máquina de gastar porque el dinero había entrado por miles de millones y parecía no tener fin. Pero, poco a poco, dejo de recaudar. Las empresas expulsaban trabajadores y el Estado tenía que hacer frente a los parados, emigrantes, muchos de ellos, sin cualificar. El gobierno intentó entonces de manera equivocada actuar de punta de lanza de la economía, según criterios keynesianos: dio dinero a los bancos y financió las obras absurdas e innecesarias de los ayuntamientos con el plan E, cuyos carteles inundaron la geografía española para recordarnos que Zapatero iba a ser el salvador de la economía nacional. Desde la oficialidad se hacía creer que la economía española podía salvarse de esa manera: fomentando planes de construcción temporales que habrían de sostener a las constructoras para que luego, esas mismas se quedaran sin trabajo y despidieran a los contratados concluido el plan. Desde el Gobierno se insistía en su bondad.
Para todo ello, el Estado necesitaba de mucho dinero y debía de endeudarse más ahora que recaudaba menos.  Así aumentó en dos puntos el I.V.A con lo que limitaba los ingresos de las familias y sus posibilidad de gastar. El consumo disminuyó y el paro, pese al optimismo fingido del Gobierno y a sus brotes verdes, no dejó de aumentar. El peligro mayor llegaba de los prestamistas mundiales, que veían como el riesgo de impago de la deuda española era cada vez mayor, y la falta de credibilidad hacía que fuera cada vez más difícil conseguir préstamos en el exterior (y a un mayor interés) mientras que el Gobierno hablaba de los ataques especulativos a la Deuda Española (en enero de 2011, coincidiendo con el posible rescate de Portugal, El tipo de interés del bono español a 10 años llegó a marcar un 5,52%). El Estado estuvo durante el 2010 y principios del 2011 al borde de la bancarrota total. La temida estanflacción se había convertido una realidad: fuertes subidas de precios de los carburantes (1,38 € ha llegado a alcanzar el litro de gasolina de 95 octanos y 1,30€ el gasóleo de tipo A), de la luz y del gas y de muchos alimentos, congelación salarial y nula demanda y estancamiento del consumo en medio de una política energética delirante y surrealista que había llevado a subvencionar a altísimo costes, como si de un país potentado se tratase, las energías renovables para encarecer enormemente la factura eléctrica. Mientras tanto, todos los sectores productivos dejaban de funcionar entre ellos el sector del automóvil, que había sufrido el espejismo de las ayudas del Gobierno durante unos cuantos meses y había contenido momentáneamente su caída) o el turismo atrapado en la falta de liquidez del mercado nacional (el plan 2000E de mayo de 2009 que entró en vigor en junio y se prolongo hasta el año 2010 estableció un plan de ayudas directas de 2000 euros por la compra de vehículos nuevos. El Gobierno ofrecía 500€ por vehículo, las comunidades autónomas otros 500€ y los 1000€ restantes lo hacían los propios fabricantes).


Al exceso de gasto contribuían las comunidades autónomas; especialmente, las presididas por gobiernos socialistas, embarcadas en los proyectos más peregrinos y extasiados por el gratis total, que tan buenos réditos electorales parecía dar, con actuaciones como las embajadas de Cataluña por el mundo, los libros gratis en la enseñanza de Castilla la Mancha o el aumento creciente del número de empleados públicos, que nos colocaba en mayo de 2011 en la fabulosa cifra de 3,1 millones de funcionarios de un total 23 millones de españoles en edad de trabajar (en Extremadura tienen el 23.3% de funcionarios sobre el total de su población ocupada). La deuda  que generaban era fabulosa y el derroche seguía sin tener límites mientras se obligaba al Estado a permitirles endeudarse más, a raíz de que los nacionalistas de Cataluña condicionaran su apoyo al Gobierno a esta aceptación y cuando la ministro Salgado había dicho previamente que las comunidades autónomas y ayuntamientos no podrían endeudarse más.

Entretanto el Gobierno, seguía sosteniendo que no tocaría el quimérico Estado del bienestar. Pero poco a poco fue cediendo: acabó con las prestaciones a los parados de larga duración y el famoso cheque bebe, quintaesencia del Estado del bienestar. Quedaban, no obstante, muchos y muy peregrinos gastos sin tocar: subvenciones a los sindicatos (el 19 de octubre de 2009 leía en la prensa nacional que los sindicatos UGT y CCOO habían recibido más de 295 millones de euros en 18 meses), la memoria histórica o aquel absurdo proyecto de la Alianza de las Civilizaciones que sólo el gobierno de Zapatero se creyó. El exceso de gasto obligo a nuevas formas de recaudación: en los carburantes o en las rentas del trabajo o con la subida del IVA del 16 al 18% y del 7 al 8% que, junto con la subida de precios, limitaron aun más el consumo interno y la economía sumergida porque nadie se sintió responsable del desastre de la economía nacional.
Finalmente, en el año 2010, Alemania, Francia y Estados Unidos, que veían peligrar la estabilidad de toda la zona Euro por el  riesgo real de quiebra de nuestro país, obligaron al gobierno de España a poner en marcha un paquete de medidas económicas como la reforma del mercado laboral, la congelación y reforma de las pensiones (alargar la edad de jubilación y el periodo de cotización) y la bajada del salario de los funcionarios en un promedio de un 5% anual. Estas medidas permitieron salvar, a medias, la situación financiera pues el Gobierno pudo reducir algo el déficit por un menor gasto y una mayor recaudación, aunque no la crisis económica porque el paro no ha cesado de aumentar. Estas medidas las aplicó el Gobierno a regañadientes y de manera incompleta porque desmontaba todo su programa electoral (durante meses y años habían gritado por todos los foros que ni un solo derecho de los trabajadores sería tocado)
Con estas medidas, los funcionarios, que durante toda la época de bonanza habían sido los convidados de piedra porque su salario había subido el equivalente al I.P.C. (y alguna migaja más) se convertían en los paganos de la crisis y veían como se reducían sus salarios  mientras los gastos superfluos de las administraciones públicas no cesaban de crecer, por ejemplo, en coches oficiales o viajes de altos cargos y políticos en vuelos por la geografía nacional ( vimos al Director General de la Policía como se desplazaba hasta Córdoba en avión o como los altos cargos del Gobierno seguían haciendo uso del avión oficial para los actos de su partido político o otros temas de gran trivialidad).  O se tomaban medidas que limitaban la libertades públicas como la bajada del límite de velocidad por autovías para contener la factura del petróleo cuando el Gobierno después se embarcaba en aventuras militares en Libia para apoyar a la Repsol (y hacer la clá a las potencias europeas) y gastar tanto carburante que hacía parecer de risa lo ahorrado por los vehículos españoles.

Y así estamos; en una crisis que no cesa porque un gobierno finiquitado, que ha llevado a la ruina más absoluta a España, se niega a convocar elecciones para que otros puedan aplicar políticas económicas que generen ilusión. Mes a mes siempre hay un espejismo para lanzar las campanas al vuelo y no admitir el fracaso total, asegurando que la crisis está en vías de solución. Después de los datos demoledores de la E.P.A de mayo de 2011 que colocan el desempleo  en casi cinco millones de parados, llegaba una encuesta con maquillaje del INEM en la que disminuía el paro en 64.309 personas, consecuencia evidente del empleo estacional creado por las buenas perspectivas de  una Semana Santa que se preveía calurosa y ha sido un fiasco total. Mientras tanto, según El País,  las ventas de coches acumulaban diez meses de fuertes pérdidas (las matriculaciones de coches bajaban un 25% en el primer trimestre del 2011) y la subida de tipos de interés unido al fin de las deducciones por la compra de la vivienda reducía también los precios y la venta de viviendas en todo el territorio nacional.
Pienso, para acabar, que España necesita políticas muy distintas a las aplicadas hasta ahora:  una política energética realista que proporcione energía barata y un cambio de mentalidad que lleve a los españoles a perder ese gusto por la subvención y el gratis total;  una política que  racionalice el funcionamiento de las comunidades autónomas y diputaciones que se comportan como reinos de taifas fuera de control; un Estado realista que se preocupe por que las cosas funcionen en un equilibrio permanente entre calidad y precio, y entre mercado y estado social,  pero que deje al mercado funcionar; un Estado que se deje de prejuicios ideológicos trasnochados porque la riqueza no se crea convirtiendo a los españoles en funcionarios o subvencionando sindicatos  sino que es el Estado, como agente moderador y a través de sus infraestructuras y de su apoyo a la investigación,  las empresas y los autónomos quienes crean riqueza de verdad;  una política que sea capaz de generar ilusión y confianza de aquellos que tienen el dinero pero que se niegan a sacarlo por desconfianza ante una política  económica global equivocada.
Dicen que en España la economía sumergida y el dinero negro fluyen y eso evita el colapso total, pero es normal: no hay confianza en un Gobierno que ha hecho del despilfarro su seña de identidad. El que puede se escapa y busca vías alternativas de trabajo e inversión porque a nadie le gusta ver como otros se enriquecen con su dinero o lo derrochan en aras de una pretendida mayoría electoral. Que trabajen ellos, que ganen dinero ellos, imagino que dirán.


UN CIBERESCÉPTICO MÁS ( I )
EL PROGRAMA “PAPAS"
En esta locura de ordenadores, de redes sociales y de instrumentos de aprendizaje que tenemos, parece que confiamos todo a la magia de Internet. Todo se puede aprender, todo es fácil, todo es perfectamente comprensible y todo se resume en una mágica palabra: ¡Internet¡ (¡la panacea universal, el Sangri-la de la educación¡) Y parece como si todo aquel que no se adaptara a los nuevos tiempos y a los nuevos medios fuera un animal antediluviano más apto para un desguace o un museo que para el comunicador o enseñante que los nuevos tiempos requieren

La Consejería hizo un esfuerzo, con el dinero que no tenía, para dotar de ordenadores a los profesores y a los alumnos de quinto y sexto de primaria con el inconfeso y último fin, creo, de que esto sirviera para que los aprendizajes, por arte de birlibirloque, entrasen solos y sin apenas molestia.
Entre otras herramientas se puso en marcha el programa Papas; todo un sistema que pretendía que los padres estuvieran puntualmente informados de lo que en el centro hacían sus hijos, tanto en faltas, como en tareas, notas o cualquier otra cuestión. Suponían sus teóricos que, si al padre se le informaba, podría remediar los malos resultados de su hijo. Creencia equivocada, a mi modo de ver, el pensar que el padre puede controlar los actos de sus hijos a cierta edad.
La práctica diaria indica que, de momento, esta nueva situación no está sustituyendo a los métodos tradicionales porque para que esto funcione ha de darse la primera condición: que el alumno se sienta capaz y con ganas de estudiar y que el grado de implicación de los padres sea tal que les lleve a estar permanentemente interesados por sus hijos hasta el punto de perder unos minutos para visualizar esa información que el tutor o el profesor les quiere mostrar.
Pero ocurre que cuando el padre reúne estas características no necesita de este tipo de información; primero porque en cualquier momento se acerca al centro para enterarse, segundo, porque el alumno no le oculta la información y tercera, porque conoce de antemano el comportamiento de su hijo de una manera más completa que cualquier profesor. Sólo en el caso de un número reducido de alumnos que presenten alguna desviación ocasional podría ser efectivo y aun así esto no es Australia: cualquier pueblo está a diez minutos del centro y sus puertas están siempre abiertas en horario escolar.
Por otra parte, cuando el alumno no está por la labor de trabajar y falta a clase con frecuencia, da igual lo que el profesor escriba en el Papás porque el padre, por muy informado que esté, poco puede hacer. El chico se escapa y si no quiere venir al centro no viene por muchas faltas o partes disciplinarios que pongamos y esta situación se traslada en las mismas condiciones a los servicios de asistencia social en donde los asuntos se apolillan ante su escasa efectividad.
Total, que en esta situación de total libertad de niños, jóvenes y adolescentes, con Papas o sin él, si el alumno y la familia no está por la labor poco se puede hacer. Al final, todo se convierte en un trabajo duplicado que el profesor hace de mala gana y que sólo tiene efectos estadísticos y de control. Pasamos las notas en nuestro cuaderno y después las pasamos a Internet, como una obligación; les decimos a los chicos que anoten la fecha de los exámenes en su agenda y después las ponemos en Internet, para que si algún padre quiere pueda verlo, imagino que como diversión; nos comunicamos mediante el Papas con los padres por correo después de que en la agenda del alumno hemos enviado la misma comunicación (y los padres han firmado la agenda, dándose por enterados); les ponemos las notas de los controles después de habérselas dichos a ellos personalmente o les anotamos las notas de la evaluación con lo fácil que es, en caso de duda, acercarse al centro y pedir un certificado en secretaría. Todo eso cuando el padre muestra interés y aún así dudo de que pueda ser efectivo porque si el alumno no quiere ¿qué hace el padre? ¿Le ponemos a los pies de los caballos como al mismo profesor con esos fantasmagóricos y damoclianos índices de fracaso escolar? Hay que recordar que los casos de absentismo, lejos de resolverse, van a más y que obedecen a causas más profundas, imbricadas en la raíz de este sistema del cual padres y profesores no somos más que peones en un gigantesco tablero de ajedrez. En definitiva, empezar la casa por el tejado o mucho perro para tan poco collar.
3.02.2011



UN CIBERESCÉPTICO MAS (II)

Cada vez se habla más de los beneficios de Internet para la educación y me gustaría plantear algunos interrogantes dignos de mencionar.
La práctica me dice que la Web sigue siendo, hoy por hoy, para muchos jóvenes, entre otras cosas, una máquina de diversión a través de sus juegos y de sus redes sociales Twitter, Tuenti, Facebook o Messenger; que, psicológicamente, tendemos a lo fácil y a lo divertido en esta sociedad del ocio y la despreocupación. Intentar que un alumno supere este hándicap en la soledad de su habitación para convertirla en una herramienta de aprendizaje es más complicado porque la ventana a la diversión total sigue estando abierta al realizar cualquier otra actividad.
Constato como los alumnos dedican cada vez menos horas al estudio y como las pruebas escritas o los ejercicios se quedan sin hacer, incluso los elaborados por Internet, con la consiguiente conflictividad familiar que se origina al entender los padres la situación como un problema, una adición que es necesario cortar, preocupados al ver como les roba su tiempo y como olvidan sus obligaciones domésticas e incluso la relación familiar; preocupación también ante la lucha de poder que se establece entre los progenitores, que intentan imponer horarios de conexión o incluso investigar el uso que hacen del espacio virtual, y sus hijos, que pretenden evitar cualquier situación de control.
Y esta situación entronca con otra realidad. Internet es una puerta abierta a otra dimensión en la que la madurez es fácil de alcanzar. Se convierten entonces en maduros cibernéticos, capaces de vivir como adultos una realidad virtual pero no es más que un escenario engañoso que poco tiene que ver con el mundo real y con sus relaciones sociales. De este modo se cierran a la comunicación con los adultos, rechazan todo lo que les pueden transmitir (por la suposición de que lo saben todo) y tienden a sustituir los valores familiares por los valores de su cibercomunidad, con el consiguiente aumento del aislamiento y la comunicación en el medio familiar.
Los profesores, imbuidos de modernidad y atraídos por los cantos de sirena, se actualizan, se reciclan y les preparan tareas por Internet en los que tienen que usar programas determinados que, en el mejor de los casos, convierten a los alumnos en conocedores del programa o aplicación, continuando poco instruidos en el objeto del trabajo inicial.
En muchos casos, sobre todo en cursos inferiores de Secundaria, lo que encuentran es una información dispersa y prolija en un sinfín de páginas en las que buscar los datos es una tarea laboriosa y exige de conocimientos previos, de capacidad de resumen, de síntesis y de elaboración sólo apta para alumnos más aventajados. Los alumnos necesitan una información concisa y sintética que les acerque de una manera resumida al problema para poder captar la idea fundamental.
Cuando estos requisitos no se cumplen (y es la mayoría de las veces en Internet), todo se reduce a un corta y pega sin sentido. Cuando se trabaja algún tema, los alumnos escriben frases ininteligibles para ellos que, incluso, poco tienen que ver con el tema en cuestión. Muchas veces, nos hablan de herramientas muy valiosas como los blog, las wikis y o las webquest pero hay que llenarlas de contenido y muchas veces éste de poco sirve para conseguir un aprendizaje significativo de manera que nunca llegan a sustituir al libro de texto a no ser que el profesor tenga la suficiente habilidad, preparación y experiencia como para organizar sus temas de acuerdo a las capacidades y a los interés de los alumnos, pero este es otro cantar.
Siendo así, pienso ahora que deberían de incluir en los temarios universitarios de los futuros docentes una asignatura obligatoria que llevara por título algo así como “Didáctica a través de la informática”, “Informática aplicada” o “Manejo del ordenador”. O mejor, exigirles que, antes de profesores, fueran informáticos avezados (pero que muy avezados dados los requisitos exigidos en la actualidad).
En muchas ocasiones esos trabajos vuelven de regreso vacios porque al alumno se le ha roto el ordenador y ha encontrado alguna dificultad insuperable a la hora de manejar la aplicación. Otras veces, los trabajos grupales recaen en los mejores del grupo y el resto se limita a firmar.
Se constata también como en inglés se usan los traductores cada vez más perfectos y circunscriben su trabajo a copiar la frase traducida con el objeto de presentar la tarea al profesor sin pensar en la poca utilidad de su acción. O como en Lengua Castellana y Literatura no leen los libros recomendados y se limitan a fusilar las síntesis, comentarios o resúmenes contenidos en un sinfín de páginas como “El Rincon del Vago”, que luego entregan con cuidada presentación. Y eso lleva al profesor a realizar una labor detectivesca para saber que alumno ha copiado, y de que página, el trabajo presentado. En muchos casos el profesor obliga a los alumnos a que manuscriban sus trabajos pero en esta materia sólo se trata de copiar (aunque no venga a cuento, recuerdo ahora el uso en los exámenes de Bachillerato de transmisores camuflados para comunicarse con un emisor exterior).
Cabría decir, en descargo de la Red, que es una herramienta utilísima para alumnos aplicados y responsables, que son casi todos (por decir algo y no ser demasiado cruel), e inútil para aquellos que caen en el desinterés.
Organizar la información, enfrentarse mentalmente a ella, ponerse en disposición de asimilarla, e interiorizarla es un proceso complejo y arduo que requiere de una cierta preparación mental y no sólo del uso de Internet. He oído decir que pronto lo esencial no será tener el conocimiento o la información, porque eso estará en Internet, sino disponer de los recursos suficientes para saber buscarla, y eso me hace sonreír porque no me imagino a un cirujano deteniéndose en medio de la operación para consultar en la Red el siguiente paso de su cirugía, o a un juez efectuando un receso en la causa para indagar sobre la jurisprudencia del caso en su ordenador antes de dictar el veredicto final.
Me sumo en este caso (con mi humilde opinión) a los que piensan que Internet no es más que un simple decodificador de información. Doy por buena la opinión de conocidos ciberescépticos como Nicholas Negroponte (Mit Media Lab) quien aprecia que al internauta que está permanentemente conectado cada vez le cuesta más leer cualquier tipo de narrativa extensiva, dado (pienso yo) que Internet parece, más que una docta enciclopedia, una sucesión de flash de información. Suscribo las palabras de bloggeros especializados como Nicholas Car (roughtype.com) quién ha indagado sobre los efectos devastadores de la Red sobre nuestras habilidades cognoscitivas y piensa que reduce la capacidad de concentración, los textos se salpican de hipervínculos y se comprenden peor que los tradicionales, estimando que las personas enganchadas a la multitarea son menos creativas y productivas (Is Google making us stupid?)
Constato las afirmaciones interiores en el uso que hago personalmente de la Red. Mi lectura de prensa digital se convierte cada día en una lectura rápida de titulares, con una falta de fijación y de reflexión, un vertiginoso pasar. Situación diferente ante la prensa escrita.
Tal vez sea sólo una cavilación llena de prejuicios o se limite a constatar los desajustes de un medio que aun está, educativamente hablando, en su fase inicial. Tal vez me esté comportando como aquellos ludistas que destruían las máquinas en los comienzos de la Revolución Industrial. Es posible y no seré yo el que niegue las ventajas ilimitadas del medio para la formación. Pero, en estos comienzos, está contribuyendo a dejar el campo sembrado de cadáveres y ese es un hecho que merece la pena exponer.

Luis Miguel Ruiz Manzanilla. 9 de febrero de 2011



A VUELTAS CON LO MISMO (YA CANSA)


Uno de los videos que he visto comienza con estas palabras de Punset: “dime algo y lo olvidaré; enséñame algo y lo recordaré; hazme partícipe de algo y lo aprenderé”. No vienen mal estas palabras para reflexionar sobre la importancia de las nuevas tecnologías en los aprendizajes, que son, ante todo, experiencia y práctica y entroncan perfectamente con las metodologías activas y participativas de la escuela constructivista.
Parece evidente la importancia de la informática y de Internet en los  diferentes aprendizajes pero también es necesario considerar que por sí solos no son el remedio milagroso que todo lo pueden arreglar; más sabiendo que aún están en periodo de experimentación y que el software está en mantillas, pudiendo ocasionar, si no se gestiona bien, más problemas que beneficios. Y de gestionarlos se trata para conseguir que sean realmente efectivos o… significativos (que queda mejor). Ahí me surgen muchas dudas e interrogantes que hoy por hoy no he podido solucionar y que me hacen mirar el medio con mucho recelo, mucho más del que quisiera yo (si tienes tiempo, tutora, mira en enlace y contrarresta las reflexiones que en él planteo).
En relación a las propuestas que en el tema se plantean he de decir que algunos ejemplos son lógicos y casi necesarios. El caso del profesor de informática que enseña por proyectos hace de su actividad algo realmente interesante. Más difícil es su aplicación en otras materias como las Ciencias Sociales, no porque no sea posible sino porque, ante la falta de un paquete de programas, proyectos o centros de interés adecuados, resultaría un trabajo gigantesco para el profesor, que además debería saber el funcionamiento de las diferentes aplicaciones que habría de utilizar.
 La experiencia con los netbooks dentro del aula con las pizarras digitales interactivas supone un cambio radical en las metodologías que es interesante experimentar pero tiene en estos momento, a mi modo de ver, algunos inconvenientes: la falta de preparación de los docentes, la falta de programas adecuados  (aunque poco a poco las editoriales van adaptando sus libros de texto y ofertan los libros de texto informáticos), la debilidad de las redes de los centros que se colapsan o se cortan con demasiada frecuencia, la fragilidad de los equipos de los alumnos que lleva a que muchos acudan con ellos estropeados o faltos de batería y que convierten al profesor en un técnico de reparaciones (cuando sabe, claro está).
En cuanto al resto de las actividades, algunas me han parecido muy interesantes y de aplicación en mi materia. Por supuesto los diferentes blogs, tanto del profesor como del aula como de los alumnos para plantear alternativas de trabajo diferente a la clase tradicional. Y que pueden ser un primer paso para una conversión metodológica total. Las experiencias para realizar presentaciones en el aula así como los relatos encadenados me han sugerido también actividades de fácil realización. Las baterías de nuevas actividades presentandas por el C.E.I.P San Walabonso de Niebla  también me han parecido dignas de realizar aunque no dicen tampoco las aplicaciones con las que llevarlas a cabo y simplemente se dedican a poner ejemplos que poco interés tienen en mi práctica de las Ciencias Sociales. En este caso si me gustaría saber cómo hacen por ejemplo los murales informáticos y también estaría muy interesado en poder realizar infogramas y archivos flash.


MI EXTRAORDINARIA DE NAVIDAD
Malos tiempos corren para los funcionarios. Ha sido abrir la página de intranet, consultar la nómima de diciembre y entrar, casí, en parada cardiaca. Ahora es cuando noto los efectos de la bajada de salarios y me da rabia por convertirme en pagano de una crisis de la que me siento víctima más que artífice.
En los años de bonanza los funcionarios no hemos participado de los beneficios. Cada año nuestros salarios se equilibraban con la subida del IPC (hay que decir en honor a la verdad que el gobierno Regional nos aumentó el complemento específico) con una evidente pérdida de poder adquisitivo porque los precios reales nada tenían que ver con esa pura propaganda estadística. Eramos en esos tiempos el hazmerreir de esos que navegaban bien en ese océano de grandes posibilidades; el trabajo de funcionario era menospreciado e incluso alguien tuvo que oir como algún alumno se reía de su salario en comparación con el de su padre, obrero o autónomo no cualificado. En Málaga, alguien relacionado con la contrucción me refería el caso de obreros de su empresa que ganaban más que los mismos ingenieros. El axioma era irrefutable, ¿para qué estudiar si el mundo del trabajo proporcionaba argumentos tan sólidos?
Los funcionarios veíamos con asombro, maravillados, como empresarios de la construcción, autónomos, la banca o el mismo gobierno de la Nación aumentan fabulosamente sus ingresos en un mundo de posibilidades ilimitadas. "Estamos en la Champion Ligue" - decían-.  "¡Hemos adelantado a Italia y que tiemble Francia¡". Incluso se traían a dos millones de trabajadores extranjeros, legales o ilegales, para tener mano de obra en la construcción y convertirles en futuros hipotecados. Muchos de nosotros, aquellos que contratamos una hipoteca, vimos como nuestros ahorros se iban en esa gigantesca rapiña puesta en marcha por el Estado.
 Luego llegó la crisis; los precios, en la estratosfera,imaginarios, imposibles; el euribor mostraba sus garras, el dinero dejó de circular y los prestamos se encarecieron; los propietarios de las grandes empresas ponían a buen recaudo sus ingresos,marchaban a construir a paises terceros o hacían quebrar su sociedades anónimas sin merma de sus capitales privados; los autonómos o los pequeños se quedaban en el paro y el Estado gastaba a manos llenas lo acumulado (y lo que no tenía acumulado) en los proyectos más peregrinos de manera totalmente irresponsable, incluso aumentando ilimitadamente el número de empleados públicos(he leído que incluso se sigue subvencionado ese proyecto quimérico de la Alianza de las Civilizaciones con cantidades millonarias en este 2010 nefasto).
Y ahora dicen que no hay dinero; ahora que nos han quitado todo; ahora que el españolito de a pie, por arte de magia en ese fabuloso número de prestidigitación montado, se ha quedado sin dinero, sin trabajo e hipotecado. ¿Y dónde está ese dinero? porque en algun sitio tiene que estar. No lo sabemos, quiza se haya ido para pagar los intereses de la deuda acumulada por un gobierno manirroto; o bien puede que esté en manos de bolsillos más agraciados, esos que nos engatusaron durante tantos años con la fiebre inmobilaria. Eso si, los políticos, esa casta cerrada e intocable, sigue cobrando sueldos muy elevados, incluso he leido que van a cobrar el cien por cien de su pensión si superan los once años de actividad parlamentaria.
Y por más que me lo pregunto no encuentro la explicación, sólo me viene a la cabeza que la crisis la vamos a pagar los funcionarios y me siento mal pero pagamos y... pagaremos el año que viene los funcionaros.





SOBRE EL PAPEL DE LOS PADRES EN LA EDUCACIÓN

Con frecuencia se oye, en estos análisis simplistas de la situación que inevitablemente hacemos, que la culpa del fracaso escolar y de los comportamientos disruptivos de los alumnos está en los padres porque no hacen lo suficiente o porque (y esto se oye en las conversaciones entre docentes) justifican las conductas de los hijos y se niegan a ver la realidad. Aun cuando esto fuera cierto en parte, que lo es en determinados casos puntuales, no es más que un análisis parcial porque tambien ellos son, en la mayoria de los casos, una pieza más en el engranaje social y educativo, y la mayoria de las veces se limitan a intentar sobrevivir en un mundo que no entienden o,  lo que es más grave, se convierten en victimas de un sistema que les impide desarrollar su condición familiar.

Tengo que comenza diciendo que ningún padre nace con un libro debajo del brazo que contenga la normativa (ahora creo que lo llaman protocolo) sobre la manera de educar a sus hijos a lo que algunos responden que el que no sepa educar a sus hijos que no los tenga. Pero he aquí que la procreación es una de las leyes fundamentales de la superviviencia de la especie y, si esto fuera así, en cuestión de años no quedaría un ser humano sobre el planeta lo cual, egoístamente, no creo que nos pueda interesar.

Otras veces decimos que los progenitores no hacen lo suficiente con sus hijos y que se desentienden de ellos. Por una parte hay que decir que la mayoría de los padres, la inmensa mayoría de los padres de nuestra comarca, trabajan en un horario no tan cómodo como el que tiene la profesión docente y llega a altas horas de la tarde, cansados y con ganas de un poco de silencio y de tranquilidad. Cualquier trabajo añadido a las siete o las ocho de la tarde supone un esfuerzo suplementario que no se yo si nuestros alumnos (digo nuestros alumnos, no sus padres) serían capaces de aceptar. Por otra, hay que considerar que los padres tienen unos conocimientos limitados sobre la enseñanza libresca (muchas veces irrelevante para la vida) que se practica en las aulas. Cada padre intenta educar a su hijo lo mejor que puede en función de los valores que tiene interiorizados (que igual algunas veces no pasan por el interés por la escuela, pero no creo tampoco que sea generalizado) y vemos como en en los primeros años de escolarización las madres, fundamentalmente, adoptan un papel activo en casa en la realización de las actividades o en el repaso de las unidades didácticas trabajadas durante la jornada escolar.

El problema surge cuando el nivel de los conocimientos supera al de los padres y estos han de limitarse a exigir que sus hijos dediquen unas horas de la tarde al estudio y al trabajo y han de conformarse con ver como se encierran en su cuarto, sin saber a ciencia cierta si esas horas de encierro van a ser bien aprovechadas o no; y esto cuando los hijos son dóciles y aceptan las orientaciones porque otras, sin embargo, los chicos van a su aire, conocen las forma de burlar sus controles y por mucho que la madre retire plays, televisores u ordenadores, dos horas de habitación son sólo eso, dos horas de habitación (en otras ocasiones, el chico le dice al padre directamente que le deje en paz, que no se meta en su vida y que si quiere estudiar que estudie él). En estos casos, los padres insisten en la comunicación a través del programa Papas, en tener conocimiento de las fechas de los exámenes o del control de la tarea a través de la agenda pero eso lleva a un trabajo muy arduo que sólo puede mantenerse una temporada, que es ínfima para el alumno porque su desinterés es profundo y a largo plazo y sólo acaba cuando finaliza su vida escolar.

En otras ocasiones, criticamos el papel excesivamente condescendiente del padre en la unidad familiar lo que no deja de ser una total paradoja. Inmediatamente después de formular esta máxima tan sesuda y grave, hacemos alusión, porque pensamos que nos hemos pasado, a que no hay que ser tan duros como antes y aludimos al famoso y milagroso "término medio" que nadie sabe cómo se practica pero que es como el bálsamo de Fierabras.

Era facil para nuestros abuelos ser padres porque su palabra era escuela y su autoridad indiscutible; de su trabajo dependía la subsistencia y su condición de "pater familias" lo llenaba todo en el indispensable nucleo familiar. Hoy ese modelo ha quebrado (o mejor, los poderes fácticos le han hecho quebrar) en medio de una sociedad consumista que le ha quitado autoridad y recursos de manera que se intenta que por si mismo ponga en marcha algo que el Estado han desligitimado previamente con una ley antiautoridad. Los padres intentan satisfacer los gustos de sus hijos haciendo que, en la medida de sus posibilidades, tengan acceso a esos objetos de consumo que tan bien sientan en los medios de comunicación; ¿ y por qué no? la unidad familiar no es mas que una pieza de la cadena productiva tan necesaria para el funcionamiento del sistema económicoy social. Los padres de hoy además estan bien informados y empapados del buen rollito de la amistad con los hijos y las soflamas antiautoritarias que desde los medios de comunicación mas frívolos se difunden por el territorio nacional.

Y no hablemos ya de las dificultades añadidas de aquellas familias desestructuradas en las que falta uno de los cabezas de familia. La situación se complica porque la existencia de ambas figuras son necesarias y obliga al que tiene la tutela a multiplicar sus mecanismos de control y a situar sobre la mesa algún plus de afecto y también de equivocada condescendencia.

Por lo tanto, en mi opinión, el problema  (si es que existe un problema porque a veces lo dudo y lo veo como una simple consecuencia de la propia evolución social) hay que situarlo en otro lugar, en aquel en el que el padre no es más que un engranaje de la maquinaria social. En una sociedad que ha relativizado a la familia como nucleo de organización social, una sociedad cuyos valores más importantes están en el individualismo, en la satisfacción personal, en el ocio, en el consumo y en el igualitarismo superficial, en la que, a los padres, la ley les trata como iguales en el nucleo familiar; una sociedad cuyos medios de comunicación, más que difundir valores, difunden mensajes profundamente corrosivos que los hijos no saben asimilar (tampoco muchos progenitores); una sociedad que no impone pautas de orden, respeto, esfuerzo y trabajo y en la que los padres son naúfragos que luchan por sobrevivir; muchas veces víctimas de hijos violentos totalmente protegidos por la supuesta Autoridad.

 Y aquí entramos en otra cuestión, en la famosa Educacion para la Ciudadania, cuando ese Estado, "ojo y manos que todo lo quieren abarcar" intenta imponer unos valores, sus valores, cuando se ha dedicado a anular los otros, esos que el ha considerado irrelevantes y susceptibles de anular. Todo se ha relativizado tanto que los valores ya no son únicos, sino que existen muchos códigos de valores y cada uno tiene los suyos y con ellos se quiere manejar. Entonces llegamos al caos total.

Pero como hay que ser optimistas y hay que seguir pensando que no todo está perdido, aqui dejo uno libros curiosos que me ha proporcionado Cristina en los que podemos buscar alguna luz.

"Mientras vivas en casa" Vicente Garrido Genovés. Ed. Versátil
"Educar con inteligencia emocional" M.J. Elías y otros. Ed. Debolsillo.
"Antes de que sea tarde. Cómo prevenir la tiranía de los hijos" V. Garrido Genovés. Ed. Nabla.
"Los hijos tiranos. El síndrome del emperador". V. Garrido Genovés. Ed. Ariel.
"Saber educar. Guía para padres y profesores" B. Tierno y otros. E. Booket.
"Ayúdale a estudiar (las claves del éxito escolar)" Rosa Serrate. Ed. Laberinto.
"Guía de virtudes para la familia". Linda Kavelín Popot. Ed. Arca.
"El pequeño dictador; cuando los padres son víctimas. Del niño consentido al adolescente agresivo". J. Urra Portillo. Ed. La esfera de los libros.


A PROPÓSITO DE LOS INDICADORES

He estado parte del puente de la Inmaculada redactando indicadores; en ese pasatiempo tan educativo que se ha puesto de moda en los centros de Castilla la Mancha. Somos funcionarios, dicen que quien paga, manda y los que cobramos, obedecemos. Aceptamos el hecho y con resignación franciscana nos adaptamos a las nuevas modas y las aplicamos en el aula de manera entusiasta.

Pero los que llevamos muchos años en esto, veinticinco, hemos tenido ocasión de asistir a muchos experimentos, intentos de solucionar el problema de la enseñanza, que se agrava con el paso del tiempo en algunos aspectos, moviéndonos siempre en esa paradoja lampedusiana del príncipe de Salina de cambiar algo para que nada cambie sin llegar al fondo de la cuestión. ¿O sí ha cambiado? tal vez sí, pero a peor.

Recuerdo los Programas Renovados de 1982 en los que bebíamos los nuevos enseñantes con ilusión buscando la panacea. En ellos estaba escrito todo y desde entonces no hemos hecho más que jugar con el lenguaje y dar trabajo a los teóricos de la enseñanza también nuevos funcionarios con ganas de ganarse los garbanzos. Ahora nos hacen trabajar con unos textos llamados criterios de evaluación que están incompletos, mal redactados y con faltas de puntuación (¿Cómo poder trabajar con algo que ahora se considera la Biblia y que es manifiestamente mejorable?)

Y hay que ver cómo ha cundido. Los objetivos generales han pasado a llamarse criterios de evaluación y en éstos han aparecido dos que antes bautizábamos como técnicas de trabajo y comportamiento cívico social. Los objetivos operativos pasaron a llamarse unos años más tarde objetivos didácticos y para el futuro quieren que los llamemos indicadores; bonita palabra, también el lenguaje está sujeto a las modas y no podemos sustraernos a ellas en una sociedad tan cambiante. También cambiaron los objetivos; aquellos que llamábamos objetivos cognoscitivos pasaron a llamarse objetivos conceptuales o conceptos; los que se titulaban objetivos afectivo sociales, fueron renombrados como objetivos actitudinales y los que se decían objetivos psicomotores evolucionaron y se convirtieron en procedimentales o procedimientos. Finalmente todos han ido a parar al saco de las llamadas competencias, que a mi modo de ver sigue siendo lo mismo.

¿Y en realidad todo esto ha servido para algo? La educación ha progresado en estos años, creo yo, pero no ha sido por los cambios de nombres sino por la incorporación de los nuevos adelantos tecnológicos que han mejorado la calidad de los textos, una exposición más racional y clara de los temas y el soporte fotográfico, estupendas fotografías. Aplicamos ahora unas metodologías más activas basadas en la motivación,  la observación, la experimentación, la actividad, la transferencia y la individualización; y contamos con clases reducidas que hacen nuestro trabajo mas llevadero y controlable. Recientemente, las TIC han introducido en las aulas nuevos instrumentos de una gran proyección educativa y nos han habituado a ver los proyectores, las pantallas, las pizarras digitales, los netbooks y al uso de Internet, esa gran enciclopedia y herramienta de trabajo de posibilidades ilimitadas.

Sin embargo, no ha aumentado, en términos generales y en la misma progresión, el interés y la motivación de los chicos que siguen instalados, muchas veces, en el aburrimiento y el desinterés, al menos en lo que yo aprecio desde nuestro centro de trabajo y muchas veces pienso, cuando salimos del aula,¿ qué más se puede hacer? ¿cómo conseguir que los chicos cuando salgan del aula lo hagan con todo aprendido y así dedicar la tarde a todo aquello que les gusta?

Porque estudiar es un trabajo arduo y complicado; por más que tengamos esas herramientas después hay que interiorizar todo aquello, hacerlo propio, conseguir que forme parte del bagaje de cada uno y eso sólo se consigue estudiando. Estudiar y hacer actividades en ese trabajo tranquilo de por la tarde, en esa labor de análisis sobre lo visto deprisa por la mañana. Pero no, no hacemos eso; ahora menos que antes porque las posibilidades de ocio en las casas son ilimitadas. Ya no se ve a los chicos jugar por las calles, ahora están encerrados en sus casas pero otro tipo de diversión ocupa su lugar y no vale arrendar todas las ganancias a las nuevas tecnologías porque están llenas de peligros; insistir en trabajar con ellas supone ponerles de cara ante el ocio más atractivo en el que perderse después de unos cuantos minutos de tarea, cuando no encuentran allí resúmenes, trabajos, problemas resueltos y el copia y pega se convierte en la parte fundamental de su trabajo.

LAS NUEVAS TECNOLOGÍAS

En los últimos tiempos, la introducción de las TIC en las aulas parece que quieren cambiar el modelo de docente y poner patas arriba la imagen tradicional que proyectaba. La clase tradicional habría de dejar paso a una clase abierta en la que el autoaprendizaje orientado mediante el uso de la informática e Internet sería la estrategia más utilizada, en base al trabajo individual y cooperativo. En ese sentido, no se trataría de de usar los portátiles, los cañones y la pizarras interactivas para elaborar los clásicos temas que ya están en los libros y explicar lo mismo a través de ellos con el nuevo “dedo interactivo” (expresión sarcástica que intenta ridiculizar al antiguo docente en su nuevo papel de usuario de las nuevas tecnologías sin modificar sus metodología). La clase tradicional debería dejar paso a un aprendizaje por descubrimiento en el que las presentaciones, las exposiciones en clase (orales o grabadas en audio o video), el trabajo grupal, la elaboración de blogs de aula, las grabaciones de podcast sobre los más diversos temas, la construcción de animaciones o los trabajos sobre webquest serían el contenido habitual en las nuevas aulas. Se trataría, en definitiva, de “crear un entorno personal de aprendizaje accesible desde cualquier ordenador conectado a Internet” y alejarse de esas clases expositivas en las que el monólogo del docente lo ocupa todo y los alumnos se convierten en sujetos pasivos, cuya participación no va más allá de prestar atención y ésta está en función de la calidad del discurso.

Estas nuevas metodologías, aun siendo muy atractivas, tienen muchos puntos débiles. Exige de unos alumnos muy concienciados, motivados, brillantes y responsables; perfil que no es el más habitual en las aulas. Todos vemos como, en muchos casos, la desgana del alumno llega incluso hasta la informática y, lo que, a priori, debía de ser una actividad atractiva, se queda en el trabajo de algunos mientras que los otros del grupo se limitan a firmar e ir a remolque. Por otra, parte, al profesorado le falta formación y le sobra excepticismo y por muchos cursos que se certifiquen, on line o en los centros, al final nos olvidamos de ello por que supone un trabajo de preparación añadido muy importante que consume tardes y tardes para los pocos resultados que se consiguen (porque los temas han de estar muy bien acotados ya que sino es así el alumno acaba perdiéndose). En muchos casos, se observa como la actividad propuesta es una labor de corta y pega que no supone ningún aprendizaje para el alumno sino un rato de diversión, como hacer un crucigrama o una sopa de letras, sin demasiado sentido (eso cuando los alumnos no se evaden, en el anonimato de su ordenador, y se dedican a tareas más lúdicas y comunicativas). Otras veces, el funcionamiento de las instalaciones de los centros es muy deficiente y la red se colapsa; los portátiles del centro no están operativos por mal uso y falta de un equipo efectivo de mantenimiento y se pierde gran parte del tiempo solucionando problemas, ajenos a la labor docente (cuando se solucionan, porque otras veces, desesperados, hemos de dejar el aula con un monumental enfado).

En cualquier proceso de enseñanza- aprendizaje se trata, a la postre, de hacer el trabajo más motivador para conseguir el último objetivo: interiorizar los contenidos, hacer que formen parten de su bagaje personal y hacer uso de ellos en su vida cotidiana cuando la ocasión lo requiera. Es evidente que la clase tradicional tiene muchos fallos en esa labor pasiva del discente pero las nuevas tecnologías no suponen “per se” la consecución de esos objetivos y muchas veces lo único que logran es que aprendan un poquito más en el manejo del ordenador, o que pasen un rato divertido, para lo cual sobraría cualquier materia (matemáticas, ciencias o lengua). En la conclusión de mi reflexión sigo pensando que, a pesar de las nuevas actividades tan interesante que las TIC ofrecen (y que, tarde o temprano, tendremos que incorporar), hoy por hoy, no sustituyen al lápiz y al papel, a las actividades tradicionales (aunque sea a través de las nuevas tecnologías), a la clase motivadora y expositiva del profesor apasionado con su trabajo, a la prueba escrita y al estudio reflexivo en casa. Eso si es de urgente necesidad incorporarlas a nuestra práctica para intentar motivar a ese alumno que cada vez está más desganado y no precisamente por falta de uso del ordenador en el aula. Veremos en un futuro si los cambios para el aprendizaje son tan esperanzadores como los ideólogos de las nuevas tecnologías pronostican. Yo lo dudo.