UN RECESO EN LA VORÁGINE DEL CURSO

UNA EXCURSIÓN A MADRID: EL TEMPLO DE DEBOD Y EL MUSEO ARQUEOLÓGICO.

El martes veinticuatro de mayo realizamos nuestra excursión a Madrid. Un sol de verano prendía en el cielo lo que hacía presagiar una jornada muy agradable. Salimos temprano con un conductor que parecía no tener muchas ganas de facilitarnos las cosas: tal vez no fuera su mejor día. Y como salimos pronto, llegábamos a las diez y media con mucho tiempo libre y muchas ganas de disfrutar de la visita.

Como aún no era hora de entrar en el templo de Debod (y como estábamos cerca), nos dirigimos a ver un lugar que muchos no habíamos visto nunca: la Plaza de Oriente, el Palacio Real (residencia de los antiguos reyes de España), la catedral de la Almudena y los jardines de Sabatini; sitios llenos de encanto y que hacen de nuestra capital un lugar de atracción turística para los amantes del arte y de la cultura del mundo entero. No nos sorprendió encontrar una gran cantidad de turistas que deambulaban de acá para allá y que permitió a los ligones del grupo piropear hasta cansarse a las jóvenes rubias y morenas: Javier o Raúl sacaron un buen repertorio de frases galantes para las extranjeras.

A las doce estábamos de regreso y subimos a la montaña del Príncipe Pío, lugar en donde antiguamente estuvo ubicado el cuartel de la  Montaña y que hoy alberga el famoso templo. Antes de entrar,  una pequeña charla introductoria del profesor para ponernos en situación, la cumplimentación del cuestionario, un recorrido por todo el perímetro del templo y una visita al mirador para contemplar el monte Garabitas al fondo y la Casa de Campo con el Parque de Atracciones a la izquierda, que puso los dientes largos al personal para pedir rápidamente cambiar nuestro destino (¡tranquilos, que posiblemente hagamos allí una excursión  de fin de curso¡). Los atractivos del grupo ya dejaban notar su éxito entre las chicas y si no que se lo pregunten a Sebastián o a Christian.

Nos hicimos fotos e incluso descansamos un rato entre los pilonos hasta que pudimos entrar  repartidos en tres grupos. La  primera impresión de lugar pequeño que tuvimos al verlo por el exterior, y que me transmitió Sofía, quedó sin valor cuando entramos dentro: muchas naos, la capilla de Adjalamani o el santuario del dios Amón y todo muy bien explicado con hologramas sobre las paredes en cada capilla. En el segundo piso, varías maquinas explicativas interactivas, piezas originales del templo y una maqueta gigantesca  que nos permitió tener una idea exacta de su ubicación original a orillas del río Nilo.

A la una y media estábamos de camino al Retiro y pudimos contemplar desde el autocar lugares muy importantes de la capital de nuestro país como la puerta de Alcalá o la estatua de la diosa Cibeles (los madridistas se exaltaron y hubo muchas fotografías). En el parque nos desperdigamos por los alrededores del estanque, haciendo cada uno lo que quiso. Fue mala suerte que no nos dejasen montar en las barcas por ser menores de edad, pero no fue necesario para convertir aquella parada en el mejor momento del día. Sombras, hierba, patos y peces, helados, chucherías, agua o el Red Bull que se “metió” entre pecho y espalda nuestro amigo Manuel nos dejaron a todos contentos al medio día. Raúl puso en práctica sus dotes de cazador entre las palomas y su esfuerzo tuvo éxito cuando capturó una urraca y se convirtió en el personaje del día; lástima que las ardillas hubieran huido al notar su presencia.  Hacía calor, mucho calor al sol (con Virginia acalorada) y fresquito a la sombra de la terraza del bar al pie del agua del estanque donde comimos los profesores.

A las cuatro bajamos hasta la fuente del dios Neptuno (ahora era el turno de los atléticos) donde nos recogió el autocar para llevarnos hasta el Museo Arqueológico Nacional. Estaba en obras pero una exposición permanente con sus trescientas mejores piezas estaba abierta para las visitas. Había poca gente y eso facilitó nuestra tarea. Todo estaba muy bien organizado por épocas y fue fácil localizar las obras del cuestionario que habíamos de rellenar. Lo hacíamos mientras los vigilantes nos llamaban la atención constantemente por apoyarnos en las vitrinas para escribir debido a que podíamos hacer saltar las alarmas. Pudimos ver útiles, herramientas, objetos funerarios y obras de arte cumbres de la historia de la España Antigua: la dama de Elche, la dama de Baza, la bicha de Balazote, o la corona del rey Recesvinto del tesoro de Guajaraz y nos quedamos sorprendidos al contemplar esas imágenes que habíamos visto en nuestro libro con anterioridad. El local tenía buena climatización y se estaba bien dentro.



A la salida, nos entraron ganas de beber y comprar. María me pedía insistentemente ir de tiendas a Cuatro Caminos (“¿A Cuatro Caminos?¿Qué tendrá Cuatro Caminos?"- me preguntaba yo) y otros querían agua para beber. Así que las circunstancias lo exigían: debíamos de parar en Parquesur y poner la guinda al pastel del viaje; dicho y hecho, tres cuartos de hora de parada con visita libre, que algunos, los más potentados, aprovecharon para merendar en el burguer (y un montón de cosas más que se hicieron).

A las siete salíamos para nuestra comarca y a las nueve estábamos de regreso. Un día completo y bien aprovechado del que todos quedamos satisfechos.

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                                                                                                              Menasalbas, 28 de mayo de 2011.