SOBRE EL ARTE COMO BOTÍN DE GUERRA
Fotos: Luis M. Ruiz (Frontones del Partenón en el British Museum)
Fotos: Luis M. Ruiz (Frontones del Partenón en el British Museum)
Recientemente la revista National Geographic ha publicado un artículo sobre la detección de cincuenta esculturas en Moscú que pertenecieron a los museos berlineses; en él se justifica el expolio como respuesta al expolio nazi en otras zonas de Europa. Sin embargo, aunque ambos puedan considerarse actos intrínsecamente perversos, son fruto de la lógica aplastante de la guerra entre cuyas consecuencias estaría el botín de guerra (entendida esta como la ley del más fuerte y la razón última en los conflictos entre los seres humanos); no obstante, como bien se ha dicho en algunos foros, la rapiña de obras de arte no es el producto de una determinada guerra o ideología, sino que la han practicado todos los países desde los orígenes de la historia de la Humanidad.
El dilema surge cuando llega la paz y con el paso del tiempo se plantea la idea de devolver los tesoros incautados o robados. En ese caso ¿el vencedor debe devolver el botín o este es sencillamente el precio de la victoria y la huella que dejan los conflictos entre los seres humanos? Podría restituirse al país de origen, pero no hay ninguna obligación ya que forma parte de la indemnización o del irreversible precio, y solo tras un hipotético acuerdo con la parte enemiga (ello debería suponer también revertir todas las consecuencias de terror, pérdidas humanas y otras miserias que el conflicto ha provocado, y eso no es posible) .
Por otra parte, el pillaje no solo se ha practicado por parte de los vencedores en la guerras; también en el siglo XIX, en la época de los imperialismos europeos, las potencias hegemónicas llenaban sus museos con los trofeos que las diferentes misiones científicas y culturales obtenían en sus viajes de estudio y exploración, que, en muchas ocasiones, tenían la misión de coleccionar obras que parecían no tener dueño (no hay más que darse una vuelta por el Louvre o por el British Museum para averiguarlo). El conflicto y la controversia están servidos cuando el país originario solicita la devolución amparándose en la legítima idea de que las obras pertenecen a su territorio y los depositarios se niegan alegando que esas obras de arte se han salvado porque están en sus museos. En ese caso, sí que me parece adecuada la devolución después de una compensación, aunque no existe legislación internacional al respeto y los argumentos de las partes en torno a los casos que se plantean son diversos. En esta situación se encuentran un sinfín de obras de arte entre las que se encuentran aquellas de más resonancia mundial por la calidad de la obra como los mármoles del Partenón o el busto de Nefertiti.
El dilema surge cuando llega la paz y con el paso del tiempo se plantea la idea de devolver los tesoros incautados o robados. En ese caso ¿el vencedor debe devolver el botín o este es sencillamente el precio de la victoria y la huella que dejan los conflictos entre los seres humanos? Podría restituirse al país de origen, pero no hay ninguna obligación ya que forma parte de la indemnización o del irreversible precio, y solo tras un hipotético acuerdo con la parte enemiga (ello debería suponer también revertir todas las consecuencias de terror, pérdidas humanas y otras miserias que el conflicto ha provocado, y eso no es posible) .
Por otra parte, el pillaje no solo se ha practicado por parte de los vencedores en la guerras; también en el siglo XIX, en la época de los imperialismos europeos, las potencias hegemónicas llenaban sus museos con los trofeos que las diferentes misiones científicas y culturales obtenían en sus viajes de estudio y exploración, que, en muchas ocasiones, tenían la misión de coleccionar obras que parecían no tener dueño (no hay más que darse una vuelta por el Louvre o por el British Museum para averiguarlo). El conflicto y la controversia están servidos cuando el país originario solicita la devolución amparándose en la legítima idea de que las obras pertenecen a su territorio y los depositarios se niegan alegando que esas obras de arte se han salvado porque están en sus museos. En ese caso, sí que me parece adecuada la devolución después de una compensación, aunque no existe legislación internacional al respeto y los argumentos de las partes en torno a los casos que se plantean son diversos. En esta situación se encuentran un sinfín de obras de arte entre las que se encuentran aquellas de más resonancia mundial por la calidad de la obra como los mármoles del Partenón o el busto de Nefertiti.
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