domingo, 4 de agosto de 2013

CRITICA DE CINE: PACTO DE SILENCIO/ OBLIVION






ROBERT REDFORD: PACTO DE SILENCIO



Aunque no haya pasado una semana, me he atrevido con otra película, esta vez del gran Robert Redford, en la que asume el doble papel de director y protagonista. La película, de 125 minutos de dirección fue realizada en el año 2012, aunque en España se haya estrenado en el 2013, y cuenta con un elenco de primeras figuras, viejas glorias cuyo talento ha quedado manifiesto en un sinfín de películas que han iluminado muchos buenos momentos a lo largo de nuestra vida: el mismo Redford, o los superafamados Sam Elliot, Nick Nolte, Susan Sarandon, Chris Cooper o Julie Christie.

La película cuenta la historia de Jim Grant, un abogado especializado en derechos civiles, que vive con identidad falsa y con una hija pequeña en la ciudad de Albany -ahí he estado yo- (estado de Nueva York). Su vida cambia completamente cuando se entrega a las autoridades una antigua activista (Susan Sarandon) contra la guerra del Vietnam, implicada en la muerte de un policía en el asalto de un banco. El caso, que sigue abierto, comienza a ser investigado por un joven periodista llamado Ben Shepard lo que lleva a Jim Grant, que ha vivido escondido treinta años, a huir dada su supuesta implicación en aquel asesinato. El FBI se lanza tras él y su misión no es otra que llegar a descubrir el paradero de Mimi Lurie (Julie Christie), una mujer dedicada ahora al contrabando de droga que no ha abjurado aún de su ideología y verdadera responsable de aquel asesinato, para intentar limpiar su nombre y poder seguir cuidado de su hija pequeña. En el camino conecta con antiguos miembros de su grupo antibelicista: “The Weather Undergroun” y descubre muchos secretos.

Una historia política, del estilo de Redford y sus ideas sobre el pasado de su país, en la línea de otras que también hemos visto, aunque no sea de todo reivindicativa porque, aunque algunos de los protagonistas en sus papel se empecinen en mantener la idea de que la lucha fue buena, a lo largo de la película hay un fondo de arrepentimiento por los actos de violencia.

De cualquier modo, lo que más me ha emocionado y me ha mantenido tenso toda la película han sido los actores. Esas viejas estrellas, otrora rutilantes y ahora en su decadencia física y llenas de cirugías. Ver como evolucionaban en la pantalla estas vacas sagradas ha sido una permanente sorpresa y me ha hecho sentir una ternura infinita a lo largo de todo su desarrollo aunque haya tenido que asistir a la incongruencia de unos actores veteranos que intentan asumir papeles de modo chocante (ver a Redford, setenta y seis, con una hija de once años y huyendo en el bosque como si de un jovenzuelo se tratara no resulta muy convincente).


En general he de decir que la película me parece que tiene un planteamiento muy correcto pero no da lugar a las sorpresas. El desarrollo es muy lineal con un ritmo narrativo pausado sin alcanzar el vértigo de las películas de acción más modernas, lo cual se agradece para poder meternos en la acción y saborear el planteamiento y los diálogos. Perfecta, pero sin brío.








OBLIVION




Como ya he puesto de manifiesto muchas veces, me gustan las películas de Tom. Admiro el cine de este muchacho y veo cada una de las películas que hace como antes veía las de Robert Redford, otro de mis iconos de referencia en el séptimo arte.
Evidentemente, Oblivión no podía dejar de verla aunque con un cierto retraso y, como siempre, me entretuve muchísimo con ella. Aunque la primera parte rezuma un cierto pesimismo, como todas las películas de cine distópico, abre en la segunda, como no podía ser de otro modo, una puerta a la esperanza en la que el cine intimista y desasosegado se convierte descaradamente en un espectáculo maravilloso de acción con un final feliz. En ella el actor saca su faceta de superhéroe y, aunque el argumento nos pueda resultar, de algún modo visto, en otras muchas películas del género, el espectáculo visual tan impresionante y la acción trepidante nos hace pensar que estamos ante una película comparable a la Guerra de las Galaxias en efectos especiales y escenas de acción.
La película, de 126 minutos de duración, está dirigida por Joseph Kosinky y producida por la Universal Pictures para el lucimiento del actor ya que la protagoniza casi en solitario, eclipsando a las dos coprotagonistas femeninas (las jóvenes Andrea Riseborough y Olga Kurylenko, que quedan desdibujadas por la fuerza de su interpretación. Sólo en el último tramo de la película aparece mister Morgan Freeman, que se atreve a encararse a nuestro actor.
La película narra una acción en el futuro del años 2073 cuando el planeta ha sido arrasado por unos hipotéticos alienígenas (que han destruido la Luna y masacrado a la mayoría de la población) y los seres humanos han sido evacuados hasta la luna de Júpiter, Titán. En la tierra ha quedado Jack Harper, un ingeniero que supervisa una gigantesca operación para extraer el agua del planeta. Con este inicial planteamiento, el transcurso de la película nos va descubriendo que nada es lo que inicialmente parecía ser.
Algunos dicen que es confusa, pero a mí no me lo ha parecido; más bien me parece que tiene un argumento que resulta creíble y que te hace mantener la atención, con todas y cada una de las incongruencias que pueden aparecen, y con un final no previsible del todo y de la que podemos extraer una cierta moraleja en la manipulación del mundo por los poderes fácticos de un lado y de otro. Al final la verdad resplandece y nos quedamos con un estupendo sabor de boca.




























































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